Mis espectros

Por Eneko Expósito Aguilar  :)

¿Sabes distinguir la realidad de la imaginación? Tal vez sea una pregunta muy abstracta e inusual, pero hay veces que deberíamos preguntarnos esto.

Lo onírico a veces, juega muchas malas pasadas, y seguro que no es la primera vez que te has levantado sudoroso o con un gran sobresalto, pensando… ¿esto ha sido real?, no te preocupes no eres un Psicótico.

La historia que voy a contaros a continuación, me ocurrió en las vacaciones de verano del año 2012.  Mis padres decidieron escoger Peñíscola como lugar donde transitar el mes de Julio; concretamente en una casa alquilada, ubicada en plena montaña con bellas vistas marítimas. Recuerdo que cuando llegamos y vi la fachada de la casa, me sobrecogí, era de madera agrietada y muy descuidada; pese a ello nos aseguraron que era muy acogedora. Pues cuando entramos, nuestros ojos se embelesaron, eran paredes blancas, todo muy bien cuidado y con un diseño embriagador. Sin embargo sabía que era chocante, la fachada era aterradora y el interior… sencillamente perfecto.

Allí transcurrieron días en los que me desintoxiqué de la urbe, la brisa marítima cura el cansancio provocado por el estrés de lo cotidiano. Las noches eran también reparadoras; concretamente yo dormía en el cuarto con mi hermana mayor, en camas separadas y siempre con la puerta cerrada, es nuestra costumbre.

Todo cambió la última noche, antes de partir otra vez a casa. Teníamos las maletas ya preparadas, para que a las 05:00 en punto cogiésemos el coche y nos fuésemos de allí. Resulta que esa última noche en aquella casa, JAMÁS la olvidaré.


Nos quedamos viendo una película mi hermana y yo hasta la 01:00, después nos fuimos juntos al cuarto para dormir. Al lado de mi cama tenía un reloj digital cuya hora era visible en plena oscuridad; sé que me dormí pronto. Pese a ello, estimo que sobre las 03:00 desperté por alguna extraña razón, tal vez sentía una incomodidad que me impedía conciliar el sueño; estaba medio dormido, pero consciente de todo lo que ocurría a mi alrededor. Es cuando decidí mirar hacia la puerta… ¡estaba abierta! (sólo de recordarlo ya me recorre un escalofrió por todo el cuerpo), pero no era la puerta lo que me aterró, había algo delante de ella… no podía distinguirlo con plena claridad, pero estimo que era un fantasma; una sombra negra, me miraba fijamente, yo estaba paralizado, de hecho mi respiración era muy acelerada… ¡No sabía que hacer!, el miedo me engullía. De pronto, tal vez por instinto de supervivencia, decidí chillar el nombre de mi hermana que descansaba a mi lado. Pero… mi voz… mi voz era débil, apenas podía oírla yo, y lo que es peor… la sombra sabía que intentaba llamarla. De pronto vi que se iba acercando y es cuando me desmayé del pánico.

Cuando desperté, miré a mi alrededor, no estaba mi hermana, ¡nadie estaba en la casa!; salí rápidamente y pude observar que ya estaban metiendo las maletas para partir en breve… mi madre no quería despertarme hasta que estuviese todo listo.

Claramente se lo conté a mis familiares, pero podréis adivinar sus respuestas… “¡Fue una pesadilla, nada más!”. Sé que no fue así, soy capaz de distinguir los sueños, pese a lo reales que puedan llegar a ser… sé lo que vi, lo que sentí, no fue mi imaginación.

Años después, descubrí un artículo que explicaba la “parálisis del sueño”, eso me sirvió de explicación… pero… sin embargo la realidad me era evidente.